miércoles, 22 de septiembre de 2010

REFLEXIONES A CERCA DE LAS SONRISAS


                  Sonreír es contagioso,

Yo pasaba por la esquina
y alguien vio mi sonrisa.
Cuando me sonrío me di cuenta
que yo se lo había pasado.


Razoné sobre esa sonrisa
y me di cuenta que valía la pena.
Una simple sonrisa, como la mía
puede viajar alrededor del mundo.
Así, si tu sientes que te viene una sonrisa,
no la dejes sin ser vista.
Has que comience una epidemia rápidamente,
e infecta al mundo!

 

Mantiene esta sonrisa en movimiento
enviándola a un amigo.

Todos necesitamos una sonrisa!!!

Tienes el poder de trasmitirla a toda tu gente  !!!!!

 
¡Sonría!
CUANDO es sincera, disipa la frialdad de la desconfianza; elimina las barreras del prejuicio acumulado durante años; ablanda pétreos corazones, incrédulos y recelosos; proporciona alivio y alegría a mucha gente. Es como si dijera: “Lo entiendo, no se preocupe”, o pidiera: “Seamos amigos”. ¿A qué poderoso instrumento nos referimos? A la sonrisa. Tal vez a la SUYA.
¿Realmente importa si sonreímos o no? Bueno, ¿recuerda alguna ocasión en la que la sonrisa de alguien lo alivió y tranquilizó, o por no sonreír lo hizo sentir nervioso y rechazado? Así es, una sonrisa tiene mucha importancia. Influye tanto en quien la dirige como en quien la recibe. Job, personaje bíblico, dijo de sus adversarios: “Yo les sonreía —no lo creían— y la luz de mi rostro no echaban abajo” (Job 29:24). “La luz” del rostro de Job posiblemente haya denotado su satisfacción o alegría.
Recuerde que una sonrisa es una forma de comunicar sentimientos sin emitir sonido alguno. Si tenemos en cuenta que hablamos “de la abundancia del corazón” y que las “cosas buenas” provienen de un “buen tesoro”, se hace patente que la clave para lucir una sonrisa sincera estriba en nuestros pensamientos y emociones. En efecto, lo que alberga nuestro corazón tarde o temprano saldrá a la luz; no solo mediante nuestras palabras y hechos, sino mediante nuestras expresiones faciales. De esto se desprende que debemos continuar esforzándonos por concentrarnos en pensamientos positivos. La opinión que tenemos sobre el prójimo afecta mucho a nuestro semblante. De modo que fijémonos en las virtudes de nuestros familiares, de la gente de nuestro vecindario y de nuestros buenos amigos. Encontraremos mucho más fácil sonreírles. Y será una sonrisa verdadera, puesto que la avalará un corazón rebosante de bondad y misericordia. Nuestros ojos brillarán, y los demás captarán nuestra sinceridad.
Sin embargo, si se le hace difícil sonreír a los demás, ¿por qué no se esfuerza? La Biblia nos aconseja: “No desistamos de hacer lo que es excelente [...]. Obremos lo que es bueno para con todos” (Gálatas 6:9, 10). Una forma de obrar “lo que es bueno” con los demás es sonreírles, y eso está a nuestro alcance. Así que, tome la iniciativa al saludar y exprese unas palabras de aliento con una sonrisa. Se lo agradecerán mucho. Y, al mismo tiempo, descubrirá que le cuesta bastante menos sonreír a medida que adopta el hábito.
BASADO EN DESPERTAD DEL 8 JULIO DEL 2000 págs. 11-13 ¡Sonría! Le hará bien
 
  Le hará bien
 
      y se contagia como una gripe, 
Cuando alguien hoy me sonrío,
yo también empecé a sonreír.

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